Australia: El horizonte se oscurece un poco más para el ornitorrinco

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En Australia, las grandes represas de los ríos amenazan el futuro de estos animales que ya están en declive.

Por Cuba Impacto

El horizonte se oscurece un poco más para los ornitorrincos: estos singulares mamíferos que habitan los ríos de Australia, ya en declive, están amenazados por las presas que impiden que las poblaciones se mezclen y empujan a la especie hacia la extinción. Un animal endémico de Australia, el ornitorrinco, que es uno de los pocos mamíferos que ponen huevos, es considerado actualmente por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como una especie "casi amenazada".

Según estimaciones recientes, su población se ha reducido en un 50% desde la colonización europea de Australia hace poco más de dos siglos. En cuestión: la caza, la depredación por especies invasoras, la pérdida de hábitat y el cambio climático que provocan sequías e incendios forestales.

Un estudio publicado esta semana en la revista "Communications Biology" advierte de un obstáculo adicional para la conservación de la especie: las grandes presas fluviales. Estas construcciones hidráulicas perturban los ecosistemas de agua dulce, en particular al limitar las migraciones de peces, y representan una amenaza "importante" para la biodiversidad, escriben los autores del estudio. Aguas arriba de las presas, los grandes embalses de agua expuestos al viento, estancados y profundos, agotan los recursos disponibles para especies acostumbradas a ríos dinámicos -con una biodiversidad más rica- como ciertos roedores acuáticos y ornitorrincos.

Los mamíferos con pico de pato y patas palmeadas, que pasan la mayor parte del tiempo en el agua pero también se desplazan por tierra, se ven tentados a migrar para "recolonizar nuevos hábitats y reproducirse allí", explica a la AFP el autor principal, José Luis Mijangos, de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW). Especialmente porque en Australia, la mayoría de las grandes represas (383 de 495) están ubicadas a lo largo de las áreas de hábitat de los ornitorrincos.

Pero aún necesitan poder cruzar estas barreras que los separan de sus compañeros que viven en la orilla opuesta. Si bien ya se ha informado que algunos individuos escalan pequeñas presas, no pueden cruzar las más grandes.

Aislamiento genético

El biólogo y sus colegas tomaron ADN de 274 ornitorrincos que viven alrededor de nueve ríos en los estados de Nueva Gales del Sur y Victoria. Cinco de ellos contenían una gran presa de entre 85 y 180 metros de altura; cuatro no fueron represados. Compararon genes y encontraron que las diferencias genéticas en poblaciones separadas por represas fluviales eran entre cuatro y veinte veces mayores que en poblaciones que vivían cerca de ríos cercanos sin represas.

Y al estimar el número de generaciones de ornitorrincos nacidos desde la finalización de cada presa, los autores descubrieron que esta diferenciación genética aumentaba con el tiempo. "Esto sugiere que prácticamente ningún ornitorrinco ha conseguido cruzar estas presas desde su construcción", explica José Luis Mijangos. Como resultado, "las poblaciones están fragmentadas, con oportunidades limitadas de migrar a hábitats más viables". Esta fragmentación reduce el tamaño del grupo y el "flujo genético", es decir, el intercambio de genes entre diferentes poblaciones relacionadas. Este aislamiento genético continuado podría amenazar la supervivencia a largo plazo de la especie, sobre todo al aumentar el riesgo de endogamia, que hace a las poblaciones más vulnerables a amenazas como los brotes de enfermedades, advierte el estudio.

¿Cómo solucionarlo? Desarrollando estructuras que ayuden a los ornitorrincos a escalar diques, o moviendo individuos entre poblaciones, sugieren los autores. Solo alrededor de 30.000 individuos adultos habitan actualmente Australia, según José Luis Mijangos.

Si es tan importante conservar la especie es porque son "mamíferos insustituibles, con una combinación de atributos únicos": además de ser ovíparos, tienen formidables aguijones venenosos en las patas, un pelaje biofluorescente, diez cromosomas sexuales en lugar de dos y pueden detectar a sus presas por electrolocalización.