Tras perder el control de Alepo, el régimen sirio, apoyado por aviones rusos, llevó a cabo incursiones contra posiciones insurgentes que causaron la muerte de 11 civiles, incluidos niños.
Este lunes, aviones sirios y rusos bombardearon
zonas rebeldes en el noroeste de Siria, matando a 11 civiles, entre ellos
niños. Estas redadas se llevaron a cabo tras la pérdida de la ciudad de
Alepo por parte del régimen durante una ofensiva insurgente, afirmó una
ONG.
Ya el domingo se produjeron ataques mortales contra Alepo e
Idlib. Por lo tanto, los de este lunes volvieron a apuntar a Idelb, apuntando
en particular a la ciudad del mismo nombre y a un campo de desplazados, indicó
el OSDH.
La captura de Alepo enciende la pólvora
Por lo tanto, estos ataques aéreos fueron llevados a cabo
por el gobierno sirio y sus aliados rusos en represalia por una ofensiva
deslumbrante, el 27 de noviembre, de las facciones rebeldes sirias y el grupo
islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS). Una ofensiva que permitió a esta
coalición de combatientes antigubernamentales tomar decenas de localidades,
pero sobre todo tomar el control de Alepo, algo que no había sucedido desde el
inicio de la guerra en 2011.
Por su parte, los rebeldes pudieron invertir en Alepo
"sin encontrar resistencia significativa", afirmó el OSDH. Tomaron el
control de edificios gubernamentales, prisiones y el aeropuerto internacional.
Desde entonces, patrullan las calles llamándose “benévolos”. El domingo, los
rebeldes también organizaron distribuciones de pan en los cruces de la ciudad,
afirmó un residente contactado por teléfono.
La violencia de los últimos días, la primera de esta
magnitud desde 2020, hace temer una reanudación de las hostilidades a gran
escala en un país dividido en varias zonas de influencia, donde los
beligerantes cuentan con el apoyo de diferentes potencias regionales e
internacionales.